viernes, noviembre 19, 2004

La casa rosada

...la escena parecía sacada de alguna película ochentera para quinceañeros, de esas estilo Porkys. Pero esto era real. El día anterior había cumplido 15 años – si mal no recuerdo- y he ahí yo, en la casa del popular Simon, un especie de pendejo con visos de retardado mental...pero con plata. Éramos como 15 pubertos buscando un jebe en el dormitorio de Simon, en no más de un minuto. Ese objeto que supuestamente nos daría la bienvenida a ese mundillo tan sólo contemplado -hasta ese entonces para muchos- en revistas o conversaciones calenturientas de adolescencia.Una vez todos con jebe en mano, subimos a dos camionetas pickup rumbo a Miraflores. Al llegar, nos da la bienvenida una casa rosada, ..sí rosada...y en el segundo piso, una variopinta fauna de mujeres dispuestas a satisfacer nuestros deseos más sublimes y perversos (eso me suena conocido). Naaaa pura farsa. Nada más parecido a una transacción bancaria o a la compra de un combo en un fast food. Terminada la faena y de regreso a casa, me sentía la persona más estúpida del mundo. Vacío.

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